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Knigge y las reglas del correcto comportamiento

enero 5, 2023
Freiherr von Knigge —

Knigge y el comportamiento social en diversas situaciones de la vida

Causaba sorpresa en mi rústica infancia la información, por línea materna y paterna, de que no bastaba “portarme bien” para no incurrir en  leves sanciones por indisciplina doméstica a causa de incipientes rebeldías. Los raptos de “firmeza de carácter” debían ser sofrenados, además, por obligaciones de fineza o recato que eran exigibles en el modo de la expresión del pensamiento, la formulación de deseos, la ingesta de las comidas, los hábitos de higiene y varios etcéteras. Si bien pertenecíamos al sector “proletario” de la escala social, se daba por sentado que era preciso esforzarnos en el trabajo honesto, con diversiones lícitas y evitación de groserías, para satisfacer la propia dignidad junto al derecho de merecer la nueva patria que la condición de inmigrantes nos estaba brindando.

Venían a completar y aquilatar esos elementales preceptos ciertos refinamientos que, de vez en cuando, propalaba por la “radio” y en revistas hogareñas un curioso aleccionador. Se trataba de un supuesto o legítimo conde  escapado, cuando no una condesa en indigencia, privados por la Revolución de los títulos y posesiones que habían disfrutado no hacía mucho en la Santa Madrecita Rusia. Si de algo entendían era de banquetes y agasajos en su patria de origen. Para ganarse los garbanzos difundían – como lo harían después en la TV – no ya  recetas culinarias o gastronómicas, sino las elegantes poses, formas y maneras de consumirlas como lo exigía la “buena educación” y la etiqueta.

En la vieja Alemania de mis mayores esas fórmulas de “buen comportamiento” en público se resumían con el concepto de “Knigge”. Para mi sorpresa, el vocablo se ha constituido hoy en el título de un enorme conjunto de conductas de la vida social, enancadas no solo en la diplomacia y en la vida empresarial, sino en casi toda actividad cuya pedante elasticidad se adapta de maravillas al ancestral formalismo alemán. Busquen los lectores en la web la gran variedad de sectores y tareas que son objeto de estudio y enseñanza bajo la denominación genérica de “Knigge”.

No soy fanático de esas minuciosas y casuísticas prescripciones, pero la búsqueda de fenómenos de lenguaje asociados al desenvolvimiento de las costumbres humanas ha anclado mi atención, por el momento, en el personaje histórico que da nombre a la institución.

De Manual de buenos modales a Cursos para éxitos burocráticos.

Definición nominal de PONS: m Knigge = regla y manual de comportamiento

  En la vida privada, las regulaciones de la interacción social cotidiana se van estableciendo por sí mismas de un modo bastante fácil, pero en la vida profesional surgen las incertidumbres. ¿Cómo me comporto con los superiores, cómo trato a los clientes insatisfechos y qué reglas de cortesía aún se aplican entre hombres y mujeres? Tu propio comportamiento es como una tarjeta de presentación, íntimamente ligada a la persona, a la institución y a la empresa a la que estás vinculado.

Algunas reglas de conducta también cambiaron con la emancipación: solía ser la norma que la mujer subiera primero las escaleras para que el hombre la agarrara si se caía. Hoy esto solo se aplica a las escaleras estrechas. Si los escalones son lo suficientemente anchos, el hombre y la mujer caminan uno al lado del otro. Sin embargo, al visitar un restaurante, el hombre siempre va primero, incluso cuando se va. Esto se remonta a la Edad Media, cuando el hombre siempre tenía que proteger a su dama. Lo clásico es que elige el menú y recomienda comidas y bebidas. Ella a su vez le dice (no al mesero) lo que quiere comer y beber y él ordena para los dos. Aunque esta coreografía es inusual en los negocios hoy en día, en privado, por ejemplo, en una cita, todavía se presenta como un caballero de la vieja escuela.  ¿O James Bond ya no está de moda?

En civilizaciones altamente ritualizadas – como por caso parece haber sido la de la antigua China – las normas éticas no escritas conformaban una panoplia de preceptos que formaban un corpus que abarcaba desde las dimensiones religiosas (obligaciones hacia el Hijo del Cielo o Emperador) hasta las debidas a los funcionarios y así en extensión hasta alcanzar a vecinos y amigos. Para circunscribirnos al Occidente europeo, valga recordar la paulatina “dulcificación” de las costumbres a medida que se amortiguaba la dureza de las campañas de los caballeros depredadores por influjo de la vida en las cortes, y el sostenido influjo de las mujeres en la instauración del “amor cortés” con su secuela de normas de cortesía.

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Über den Umgang des Menschen = acerca del trato o relaciones entre seres humanos-

El trabajo en dos volúmenes de Adolph Freiherr Knigge de 1788 “Acerca del comportamiento humano” [Sobre el trato o las relaciones entre seres humanos] no era una guía con reglas formales de conducta para la etiqueta social. Más bien, basado en observaciones psicológicas y sociales e inspirado por el espíritu de la Ilustración, Knigge desarrolló principios para el trato cortés, respetuoso e igualitario de las personas. No obstante, el nombre del autor se convirtió en sinónimo del género de los libros de etiqueta.

Cuando de alguien se decía que “le falta Knigge” o “es preciso que asimile unas dosis de Knigge” se entendía que carecía de tacto, de buena educación para las relaciones en sociedad. El significado se fue extendiendo hasta abarcar la carencia de (y por ende la necesidad de que adquiriese) la conducta apropiadas para desempeñarse en el nivel social o profesional al cual el aludido pertenece o intenta ingresar. De ahí la conveniencia de que leyera alguno de los manuales que contuviesen explicitaciones detalladas de las reglas adecuadas a ese efecto, o recibiese los consejos profesionales de especialistas en psicología o relaciones humanas. Es notable el incremento del número de estos consejeros que  registran hoy su oferta en la internet, muchos de  ellos precisamente ubicables clicando la voz “knigge”. Pero las lecciones también suelen ser impartidas, como antes, por personas cuya proveniencia o frecuentación de ambientes “de alcurnia o renombre” las haga aptas para la transmisión ejemplar de esos  comportamientos.

Pueden leerse en los actuales “prospectos” del Knigge  insrucciones y consejos para las más diversas situaciones humanas: desde reglas de conducta para los profesores de secundaria en su lidiar con los alumnos, hasta estrategias de corto o largo plazo para simples oficinistas en el trato con los jefes en procura de  llegar a ser uno de estos. Cito un párrafo:

“La etiqueta moderna [der moderne Knigge] solo puede aconsejar a los solteros que viajen solos y encontrar en ello un sustituto de las comodidades que puede ofrecer un viaje en grupo. Dejando a un lado la etiqueta, siempre se encontrará con personas que, voluntaria o involuntariamente, ignoran tanto su propia convicción personal como las recomendaciones generalmente aplicables para una interacción educada. Según «Knigge», también puedes rechazar cortésmente  que alguien te tutee…”

Adolph Knigge es considerado hoy el pontífice de la decencia o etiqueta en el trato entre personas. Pero su libro «Sobre el trato con la gente» de 1788 no versa sobre reglas rígidas de conducta. Más bien, el Freiherr [barón] apuesta a la ilustración y la apreciación.

«Se trata del arte de adaptarse al temperamento, las percepciones y las inclinaciones de las personas sin pecar de falsía». En 1788, un año antes de la Revolución Francesa, Adolf  Freiherr Knigge publicó su libro «Sobre el trato con la gente». En él resume sus observaciones sobre la sociedad, que por esas fechas se encuentra en un estado convulso. Su objetivo es dar recomendaciones para una convivencia apreciativa en la era de los “ilustrados”.

A Knigge no le interesa si las patatas se machacan con un tenedor o se cortan con un cuchillo. Lo que cuenta para él es el comportamiento que da a los demás suficiente libertad y dignidad, sin negar su propia personalidad. Le preocupa «ser capaz de sintonizar el tono de cada sociedad sin restricciones». No es una tarea fácil en la jerarquía corporativa del siglo XVIII de nobleza, burguesía, campesinos y pobres. Nacido en 1752 en Gut Bredenbeck, cerca de Hannover, Knigge sabe por experiencia propia lo difícil que ello es. Tenía once años cuando murió su madre y 14 cuando quedó huérfano tras la muerte de su padre, y heredó una deuda de 100.000 Reichsthaler. Gracias a un apoyo, todavía llega a estudiar derecho y contabilidad cameralística. Para poder librarse de sus deudas, el noble barón se ve obligado a trabajar como un plebeyo.

Su empleo con el Landgrave de Kassel le da a Knigge una idea de la vida en la corte, la que lo fastidia: «Uno está rodeado de bobalicones vanidosos que descuidadamente se revuelcan en la opulencia y la pereza». Knigge, quien, como admirador de Rousseau, confía en la naturalidad, la franqueza y la honestidad, ofende con su sola presencia. Supuestamente carece de etiqueta cortesana y un peinado correcto.

Tampoco sus bromas son bien recibidas. Knigge, por ejemplo, mete abejorros en el escote de una dama, canta versos obscenos en presencia del landgrave y esconde el zapato de una doncella durante un banquete. Cuando tiene que abandonar alguna reunión cortesana por su comportamiento, reacciona con fe en sí mismo: «Al final, ¿qué te importa el juicio de todo el mundo cuando estás haciendo lo que se supone que debes hacer?».

Knigge no está empleado en alguna de las diferentes cortes principescas que abundan en Alemania. Trabaja como escritor, periodista, traductor y director de teatro. Además, es miembro de la Orden de los Illuminati e incluso consigue que Goethe se anote como miembro. El Barón también está interesado en la Francmasonería.

Cuando Knigge muere en Bremen en 1796 a la edad de 43 años, deja  novelas, cuentos y ensayos. Pero solo se recuerda su éxito de ventas con el libro «Sobre el trato con la gente». Pero los editores, despreocupados, van convirtiendo cada vez más el libro en una guía de la etiqueta.

Es que existe un gran interés por la etiqueta clásica entre el público lector. Los consejos de Knigge para el comportamiento en la corte son ideales. Pero eso es un malentendido: la etiqueta tiene que ver con ideas como el respeto y la decencia, no con servilletas dobladas o códigos de vestimenta. No quiere enfatizar las diferencias, sino las similitudes. «El arte de tratar con la gente es afirmarse sin desplazar a los demás sin su permiso».

. [fuente ZeitZeichen – Im Januar 1788: Adolph Freiherr Knigge veröffentlicht sein Buch «Über den Umgang mit Menschen» – Zeitzeichen – Sendungen – WDR 5 – Radio – WDR ] –o-o-o-

El concepto de “Knigge” o etiqueta:

El término «etiqueta» inevitablemente hace que casi todo el mundo se estremezca en estos días. Surgen en nuestra cabeza asociaciones con cosas o normas polvorientas, anticuadas, anticuadas, rígidas y aburridas. En nuestra mente vemos a abuelos, padres o maestros advirtiéndonos con el dedo índice levantado para que nos sentemos erguidos, mastiquemos sin hacer ruido y nos tapemos la boca cuando estornudamos.

Sin embargo, esto no hace justicia al abogado, satírico y autor Adolph Freiherr Knigge, pues nada más lejos de él que el formalismo dogmático. Me gustaría resumir por qué todavía se le considera el fundador de todo un género literario. También conviene aclarar algunos prejuicios y ambigüedades.

También se encontrarán otros autores importantes de este “género literario”, incluidos representantes extranjeros y precristianos.

Adolph Freiherr von Knigge, nacido cerca de Hannover en 1752, fue partidario de la Ilustración, masón, incluso Iluminado durante algún tiempo junto con J. W. Goethe y A. Weißhaupt y autor de numerosos libros.

Su obra más importante, publicada en 1788, se llama «Sobre el trato con la gente» y es un estudio sociopsicológico de los grupos profesionales, estatus y personajes de la época. El libro ya era un gran éxito en ese momento y, a menudo, simplemente llamado «Knigge». Hoy en día, este nombre se usa incorrectamente como sinónimo de guía de etiqueta. De hecho, los editores de la época -la ley de derechos de autor aún no era tan estricta- añadían pasajes de texto a cada nueva edición, que eran simplemente reglas de etiqueta.

Este tratado socio-psicológico y filosófico-humanístico de Knigge no es originalmente –como suele postularse– un clásico manual de modales. El gran logro de Knigge consistió en que hizo observaciones extraordinariamente sutiles y a partir de ellas formuló una sabiduría de vida que se independizó hasta tal punto que sigue siendo válida en la actualidad.

La idea de Knigge sobre el buen comportamiento se basa en sus astutas observaciones y un hábil análisis de sus semejantes. Inteligentemente, comienza por sí mismo: «De tratar consigo mismo». Sólo aquellos que se valoran a sí mismos son conscientes de sus talentos, trabajan constantemente en sí mismos («luchar por la perfección») y se acercan a sus semejantes. Con esa conciencia son personas con una buena forma de vida. Luego dirige su atención a personas de mentes y temperamentos diferentes, después a profesiones individuales, a la relación entre personas afines y finalmente a la forma de tratar con los animales y la relación entre escritor y lector.

Su definición de reglas de conducta es la siguiente:

“Si las reglas de conducta no han de ser meras ordenanzas de cortesía convencional, o incluso de política peligrosa, deben basarse en las lecciones de los deberes que debemos cumplir, y que a su vez pueden exigirse de toda clase de hombres, – Eso significa: Un sistema del cual la moralidad y el conocimiento del entorno estén en la base.” – ADOLPH FREIHERR VON KNIGGE


La tendencia actual de los buenos modales está muy influída por la impronta que sentó en el tema el criterio del barón Knigge: el enfoque no se centra en el cumplimiento dogmático de  reglas insignificantes, sino en la soberanía, la autenticidad y la educación del corazón.

La experiencia diaria muestra que cómo nos comportamos y cómo se comportan los demás en la comunidad es muy importante para nuestra apreciación personal, pero también para el ambiente o clima ético reinante en una comunidad. No es raro que escuchemos: «¡Eso no está bien!», «¡Eso no es comportarse!», «¡Solo puedes hacerlo de una manera u otra!». La insatisfacción con nuestro comportamiento cotidiano siempre crea dificultades y problemas. Hace unos 250 años, Freiherr von Knigge se ocupó de cómo se puede organizar el comportamiento interpersonal de tal manera que sirva a la paz y a  la comunidad. Ha escrito así una guía básica para que muchas generaciones posteriores puedan determinar el comportamiento personal y la cultura de nuestro medio social. Las reglas de Knigge aún están desactualizadas, pero hay que aplicarlas a las circunstancias actuales. Debido al progreso técnico y los desarrollos sociales, se plantean desafíos completamente nuevos al buen comportamiento (por ejemplo, ¿cuándo se permite que suene un teléfono móvil y cuándo es absolutamente tabú?). Los buenos modales todavía están en demanda en estos días. Especialmente en la vida profesional, son exigidos por empleadores, colegas y, por supuesto, también por clientes. No pocas veces, el trato mutuo con respeto es la base para la expansión de la clientela y la adjudicación de contratos. Los buenos modales también se valoran en la vida privada y los padres se los transmiten a sus hijos como modelos a seguir. Hasta la adolescencia, se admite que las personas todavía tienen que conocer y practicar ciertas reglas, pero cuando comienzan la escuela, se espera que los estudiantes tengan los conceptos básicos apropiados para su edad en términos de comportamiento.

Aquí no hemos pretendido reescribir un nuevo Tratado de buenos modales, sino rendir homenaje a un europeo de los tiempos previos a la etapa revolucionaria que vio venir un período fatal para muchos aspectos de la antigua “etiqueta”.

Adolf Franz Friedrich von Knigge: (en la Enciclopedia Treccani)

Scrittore tedesco (Bredenbeck, Hannover, 1752 – Brema 1796). Nel 1780 entrò a far parte dell’ordine degli «illuminati», polemizzando irriducibilmente, fino al fanatismo, coi gesuiti. Assai produttivo come romanziere, drammaturgo, filosofo popolare, lirico e persino musicista, fra le sue molte opere l’unica che ha mantenuto una certa popolarità, considerata per varie generazioni una specie di galateo tedesco, è Über den Umgang mit Menschen (1788), raccolta di ammonimenti, di regole del saper vivere e di osservazioni che testimoniano della vasta esperienza di uomo di mondo e insieme del suo buon gusto da garbato espositore. ¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

posteado por kalais 5/1/2023 – ch

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