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Marcel Pagnol:  La mujer del panadero – La femme du boulanger – film

enero 16, 2023
Ginette Leclerc & Raimu —

La crítica ha elogiado este film con diversos argumentos, algunos de los cuales parecen más ser reproches que alabanzas. La copia del film en la cual se basó este posteo adolece de todos los defectos posibles y solo podemos recomendar que se busque otra para no estropear el disfrute. Si no se consigue el cambio, poner la atención en los méritos que aún los defectos de la versión «subtitulada y no coordinada» mantiene. Entre ellos, citamos el resguardo de la idiosincrasia de los cazurros pero bondadosos pobladores. Aunque se lleva todas las palmas el cierre magistral que le da a la película la intervención de esa gata que recibe el reproche merecido por la esposa infiel del panadero. Y se continúan oyendo las palabras mientras la escena ya está sumida en la oscuridad precedente al FIN.- ch

La Mujer del Panadero (1938), de Marcel Pagnol [algunas críticas]

Recuerdo como si fuera ayer el día que el amigo Pablo Mustonen me regaló aquel libro. Era la primera navidad posterior al nacimiento de Cineasta Radio y en un encuentro navideño me obsequió “Las 1001 películas que hay que ver antes de morir”. Referencia obligada sería desde ese instante el libro de Steven Schneider. Días después entre sus páginas me topé con La Mujer del Panadero de Marcel Pagnol. Siempre reverenciado, Pagnol es uno de esos autores con lo que no me lograba encontrar y mucho menos podía conseguir alguna de sus películas. El momento había llegado y por fin podría ver el filme y tacharlo de la larga lista que se ha convertido en una especie de obsesión gracias a Pablo.

Como toda forma de arte el cine también enfrenta a su más duro crítico, el tiempo. Juzgar dotados de otros códigos y desde una óptica que nos extrae de contexto exacto de la creación de cualquier pieza artística, nos permite pesar su valor como obra trascendental. En el caso de La Mujer del Panadero el calendario ya le marca 81 años y se sigue mostrando como una película fresca. Ahora podemos decir que fue una propuesta atrevida para 1938.

El pan de cada día

Un pequeño pueblo en el sur de Francia vive el regocijo de recibir a su nuevo panadero. Aimable Castanier (Raimu) y su joven esposa Aurélie (Ginette Leclerc) han llegado para devolver a esta villa la bendición de tener pan fresco cada día. Vemos a toda la comunidad apresurarse para probar esa primera producción del horno de Aimable, todos se aglomeran en espera del glorioso momento. A la cita acuden todas las figuras centrales del pueblo: El cura, el profesor y un próspero marqués. En ese rendez-vous el director nos introduce a cada uno de los personajes, armados de diálogos rápidos todos se van abriendo el camino y van definiendo su estructura. Bastan unos pocos minutos para entender las intenciones de cada uno, simples acciones nos permiten ver las líneas dramáticas que cada uno ha de seguir.

La novela de Jean Giono, Jean le Bleu sirve de base para el guión de La Mujer del Panadero. Pagnol aprovecha cada línea en boca de sus personajes para desbordarse en críticas sociales, políticas y religiosas. Una batalla campal se desata entre el sacerdote del pueblo y el profesor. En secuencias impregnadas de humor se debaten temas que ponen en posiciones divididas a la fe y a la ciencia. Genial se muestra cuando en un momento la ciencia tiene que cargar a la religión por aguas pantanosas para que esta pueda cumplir su misión.

El espectáculo de Raimu

Cuando la historia introduce su primer giro, Aurérile huye con otro hombre y deja al recién llegado panadero desconsolado y sin ganas de trabajar. El pueblo enfrenta la tragedia de no tener pan fresco otra vez y tendrán que sumar fuerzas para solucionar este nuevo problema. En este acto Raimu con su Aimable saca todo su potencial y nos regala una actuación histórica. Cuenta una anécdota que dictó el propio Pagnol que en una ocasión Orson Welles se refirió a Raimu como el mejor actor de todos los tiempos. Pues aquí el natural de Toulon demuestra por qué un genio como Welles le tenía tan alta estima. No sólo maneja con maestría los monólogos, sino que puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos de las claves más cómicas a las más dramáticas.

La Mujer del Panadero se crece y saca provecho de esas situaciones que a primera vista parecen triviales para transformarlas en circunstancias que dan paso a un análisis profundo de personajes. Pocas veces en el cine hemos visto un cierre tan perfecto como el que entrega Pagnol de la mano de Raimu y sus aniquiladoras líneas finales.- https://notaclave.com/critica-de-cine-la-mujer-del-panadero-1938/   -o-o-o-o-

La Femme du boulanger) es una película de comedia dramática francesa de 1938 dirigida por Marcel Pagnol. Se basa en la novela Jean le Bleu del autor francés Jean Giono y se convirtió en la base del musical estadounidense The Baker’s Wife.

Cuenta cómo la paz de un pueblo provenzal se rompe cuando la esposa del panadero se escapa con un hermoso pastor. En su desesperación, el panadero tiene el corazón roto y ya no puede hornear. Entonces, los pueblerinos se organizan para traer a la esposa de regreso y así recuperar su pan de cada día.

Una noche de verano en un idílico pueblo, la bella joven esposa del panadero se escapa con un apuesto pastor. Al encontrarla desaparecida por la mañana, el panadero queda devastado. Él finge que ha tenido que ir de repente con su madre, pero la gente no se deja engañar y sus esfuerzos por consolarlo fallan. Al ir a la misa dominical, está profundamente molesto por lo que parece un sermón insensible del joven sacerdote sin experiencia y se dirige al café, donde se emborracha públicamente con pastis.

El marqués, que es el terrateniente local, y el maestro de escuela se hacen cargo de la situación. Tras conseguir que el panadero se acueste, con el apoyo del cura convocan a una reunión pública para discutir las soluciones. Dividiendo el área en doce sectores, doce patrullas montan una búsqueda exhaustiva y una reporta un avistamiento. Un pescador la vio en un claro con el pastor, desnuda. El sacerdote y el maestro de escuela son elegidos para la delicada tarea de persuadirla para que regrese. El pastor se marcha rápido y el cura la lleva a un lugar tranquilo, mientras la maestra regresa con la buena noticia de que la han encontrado.

Después de que el sacerdote le ha leído la historia de Jesús y la mujer sorprendida en adulterio, la perdona y la lleva a casa. Su primera palabra para su esposo es «Lo siento» y él también la perdona, aunque no puede resistirse a unas pocas palabras selectas acerca de los jóvenes pastores traviesos que te encantan, te aman y te dejan. Luego, juntos encienden el horno, para que el pueblo tenga pan por la mañana.

Reparto

Marcel Pagnol había escrito un cuento para el cine bajo el título de Le Boulanger Amable. Amable es un panadero borracho que se salva por el amor de una sirvienta de posada que se convierte en su panadera.

Esta historia iba a convertirse en una película, pero Pagnol leyó un cuento de Jean GionoJean le Bleu, y decidió rodar la historia de este «pobre hombre habitado por un gran amor y que ya no hacía pan porque su esposa se había ido». Era la famosa película de 1938, con Raimu en el papel principal, lo que admiraba a Orson Welles.

El escenario es bastante diferente de la historia violenta que Giono insertará en Jean le Bleu. Los pastores de Giono son varones orgullosos y salvajes que bailan alrededor de grandes llamas, los pueblerinos llegan a los puños y el marqués es un señor misterioso acompañado de criaturas sensuales.

Pagnol ya había adaptado tres obras de Giono: Jofroi de la Maussan dio origen a la película Jofroi en 1933, Un de Baumugnes se convirtió en Angèle en 1934 y Regain fue llevada a la pantalla con el mismo nombre en 1937. El pan y el perdón es, por tanto, la última película del «período Giono» de Pagnol.

Elección de los intérpretes

En el momento en que Pagnol se estaba preparando para rodar El pan y el perdón, la estaba pasando mal con Raimu. El autor planeó entonces confiar el papel del panadero a otro de sus intérpretes habituales, Maupi, porque éste corresponde a la descripción del panadero de Jean Giono: «Era un hombre pequeño, y estaba tan delgado, que nunca encontró trajes de baño lo suficientemente pequeños para él.»1​ Pero pronto se hace evidente que Raimu era mejor para el papel, con el propio Maupi reconociéndolo al decir que «solo hay un actor para hacer el papel del panadero, es Jules [Raimu]». Pero antes le preguntan a Raimu, y Pagnol, molesto por su «acto de coqueteo» a sus espaldas, decide contratar a Henri Poupon para que haga el papel del panadero. Finalmente, después de muchas vacilaciones, enfurruñamientos y reconciliación entre el autor y su actor favorito, Raimu acepta interpretar el papel de Aimable.2​ Es la propia Ginette Leclerc quien insistió en que Raimu asumiera el papel; de lo contrario, ella se negaba a filmar en la película, por lo que Marcel Pagnol, aún enojado en ese momento, le dijo que «solo tienes que llamarlo por teléfono».

Para la elección del intérprete de Aurélie, el cineasta-autor dudo durante mucho tiempo. Por un tiempo pensó en contratar a la actriz estadounidense Joan Crawford, cuyo agente es contactado; pero como no habla francés, Pagnol reduce al mínimo las líneas del personaje de Aurélie. Raimu luego sugiere el nombre de una actriz que fue su compañera en el escenario y a quien notó en Prison sans barreauxGinette Leclerc; esta última acepta, logrando convertirse en una estrella gracias a este papel.2

El rodaje tuvo lugar en el pequeño pueblo de Castellet, cerca de Bandol.1

Recepción

Cuando se estrenó la película en 1938, Henri Jeanson escribió en una columna publicada en el periódico La Flèche:

D’une nouvelle de Jean Giono, Pagnol a tiré un film tout simple, un film admirable, un film qui a de la noblesse et de la grandeur, un film déjà classique. Il a pris des personnages de tous les jours, un instituteur, un berger, un boulanger, un curé. Il a pris une anecdote éternelle et banale : l’anecdote du mari trompé. Il a pris un acteur : Raimu. Et il a pris son porte-plume. Voilà pourquoi son film n’est pas muet. Et voilà pourquoi son film est un chef-d’œuvre. Du cinéma ? Non, du Pagnol ! Pagnol n’a pas essayé de photographier la Provence, ce n’est pas son affaire. Il n’a pas essayé de trouver l’émotion dans sa caméra, ce n’est pas son métier. […] Il a fait parler Raimu. Il a fait jouer Raimu. Il n’a pas quitté Raimu, il n’a pas cessé de tourner autour de Raimu. Il a pris Raimu en flagrant délit de talent. Et nous avons constaté que le Raimu pagnolisé était mille fois plus émouvant que tous les travellings du monde, mille fois plus passionnant que toutes les aventures du monde, mille fois plus suggestif que tous les artifices du monde.

A partir de un cuento de Jean Giono, Pagnol hizo una película muy simple, una película admirable, una película que tiene nobleza y grandeza, una película ya clásica. Adoptó personajes cotidianos, un maestro, un pastor, un panadero, un sacerdote. Se llevó una anécdota eterna y banal: la anécdota del marido engañado. Tomó un actor: Raimu. Y tomó su portalápices. Por eso su película no es muda. Y por eso su película es una obra maestra. ¿Del cine? ¡No, de Pagnol! Pagnol no intentó fotografiar la Provenza, no es de su incumbencia. No trató de encontrar la emoción en su cámara, no es su trabajo. […] Hizo hablar a Raimu. Hizo jugar a Raimu. No dejó a Raimu, no dejó de dar vueltas alrededor de Raimu. Atrapó a Raimu en pleno acto de talento. Y descubrimos que el Raimu pagnolizado era mil veces más conmovedor que todas las fotos de viajes del mundo, mil veces más emocionante que todas las aventuras del mundo, mil veces más sugerente que todos los artificios del mundo.3

Estrenado durante el gobierno del Frente Popular en Francia, en 1938, el papel del marqués, encarnado en la película de Fernand Charpin, será fuertemente criticado, especialmente por críticos con ideas republicanas bien arraigadas. Fue criticado por el carácter paternalista del personaje, confrontado con los habitantes de un pueblo de raíces muy populares. En ese momento, la República, presente en Francia desde 1870, todavía era frágil, porque fue cuestionada por movimientos políticos como la Croix-de-Feu o los Camelots du roi. [fuente Wikipedia]

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La historia de ‘El Pan y el Perdón’ es sencilla. En un pequeño pueblo un pastor se enamora de la mujer del panadero. Juntos se fugan, dejando al pobre marido totalmente estupefacto por la situación de abandono. Primero rechazará la idea de que su mujer le ha sido infiel, pero poco a poco se irá convenciendo de ello, sobre todo cuando se convierte en objeto de burla para la mayor parte de sus vecinos.

El gran acierto de ‘El Pan y el Perdón’ (‘La Femme du Boulanger’, 1938) es el hablar de temas como la infidelidad o la pasión sexual en unos tiempos en los que esos termas eran prácticamente tabú para la censura, la cual no permitía hablar con claridad de determinadas cosas. Quizá por ello, Pagnol recurre a la sátira en su película, para vestirlo todo como si de una gran broma se tratase, quitándole yerro al asunto. Todas las frases de la película, los diálogos, tienen un doble sentido, casi siempre cómico, y al mismo tiempo no le resta el toque melodramático que la historia requiere. Recordemos que al fin y al cabo, estamos hablando de un buen hombre abandonado por su bella mujer y que para él eso supone el fin del mundo.

Pagnol comienza la película de forma muy amable, presentándonos los personajes, los cuales quedan perfectamente definidos con un par de frases. Enseguida vemos de que pié cojean todos y cada uno de ellos, y enseguida simpatizamos con el personaje central, ese panadero terriblemente enamorado de su mujer, pero que no es consciente de lo que eso supone. Un hombre mayor que su pareja, la cual cae enseguida en brazos de otro hombre, mucho más joven y apuesto que su marido, para el que nunca ha tenido ojos. Después del abandono, el director empieza a mostrar sus verdaderas cartas, y no da el más mínimo cuartel, ofreciéndonos un incisivo estudio sobre la crueldad humana en este tipo de situaciones, algo de lo más cotidiano. Nuestro personaje está perplejo, y se pasa un buen rato de la película excusando a su mujer, con unos diálogos brillantes y realmente delirantes y con un punto desternillantes. Es hora de la comedia, la situación lo requiere, pero Pagnol es lo suficientemente inteligente para lograr que nos riamos pero sin dejar de pensar que asistimos al hundimiento inmerecido de un buen hombre al que se le ataca en su punto más débil: el amor. Cuando éste ya es consciente de su situación, el film da un paso más allá y a través de una de las borracheras más impresionantes que el cine recuerda, se termina de redondear la jugada. A través del personaje central, maldecimos al amor, es hora de locura, de la sinrazón, nos dejamos llevar al igual que nuestro panadero, por la rabia. La película es como una bomba de relojería que en cualquier momento puede estallar. Y en la parte final vuelve la calma, la reflexión, un volver a empezar.

Pagnol no abandona en ningún momento la sonrisa, y a nosotros no nos permite en ningún momento estar serios. Y sin embargo, Pagnol, con toda su picardía y su humor, es terriblemente serio. Tal vez el final sea algo complaciente, una cesión al espectador que no tenía porqué hacerla, pero éste le sirve no sólo para terminar la historia de una forma bastante cerrada, sino para realizar una de las metáforas visuales más perfectas que se hayan visto en una pantalla, de cuantas se han hecho sobre el acto sexual. Un cierre conciso y adecuado, visto desde cierto punto de vista. Hasta llegar ahí, hemos sido testigos de todo. Pagnol demuestra tener un cuidado exquisito por el detalle, y el mosaico de personajes que desfilan por el film es realmente sorprendente. Desde el más tonto del pueblo hasta el párroco, con el cual el director se ceba sobremanera en el momento en el que el cura en cuestión utiliza la desgracia del panadero para ponerla de ejemplo en uno de sus sermones. Un momento en el que el personaje central busca el consuelo divino, por así decirlo, y se encuentra con algo peor.

‘El Pan y el Perdón’ es una película para saborearla detenidamente, para reírse y reflexionar. Uno de esos films a los que el paso del tiempo no le hace ni la más mínima mella, erigiéndose 70 años después de su realización como una película muy fresca y actual. Una película magistral de cabo a rabo, que ha tenido muy poca difusión por estos lares, como el grueso de la filmografía de su autor. 

[fuente https://www.espinof.com/criticas/el-pan-y-el-perdon-el-amor-y-el-sexo-por-el-desconocido-marcel-pagnol ]

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Nunca hubo una película más diáfana:

La mujer del panadero se ha ido con un joven pastor. Y el panadero está triste. Dice que su vida, sin ella, no tiene sentido. Comienza a emborracharse y deja de amasar pan. Tal vez a los vecinos del pueblo poco les importa la tristeza del panadero, pero el pan empieza a escasear y toman una decisión: salir en busca de la mujer y convencerla para que regrese a casa; así el panadero podrá recuperar la alegría, y ellos, el pan. Todos los vecinos olvidan antiguos enconos para esta tarea en común. Si hasta el cura, el maestro y el marqués se unen para encontrar a la panadera…

Marcel Pagnol (Francia, 1895-1974), el director, era poeta, novelista, traductor, ensayista, pero fue considerado, ante todo, un hombre de teatro. Y esta consideración no era más que un argumento en su contra: «Pagnol no hace cine, hace teatro filmado». Argumento que el propio Pagnol suscribía.

¿Teatro filmado? ¡Nada de eso! Lo de Pagnol es otra cosa: La mujer del panadero (La femme du boulanger, 1938) es un cine aparte, de un estilo claro, amable. Un estilo que, con sus encuadres frontales y sus planos largos, desciende directamente de los hermanos Lumière, y fueron las películas de Pagnol, como se sabe, una gran influencia para los neorrealistas.

Si bien hay algo de injusticia en citar a autores consagrados para defender a Pagnol (porque Pagnol no necesita defensa) vale decir que François Truffaut escribió alguna vez que los jóvenes cahieristas tenían un objetivo: reivindicar a Sacha Guitry y a Marcel Pagnol.

No sorprende ver a Guitry al lado de Pagnol. Ni que sea Truffaut quien lo diga. Finalmente, todos pertenecen a cierto linaje del cine francés, una genealogía que, si aún no tiene nombre, podemos dárselo: la de los directores entrañables. Aquéllos de películas luminosas, de diálogos brillantes, de aire ingenuo. Un cine afable, sin estridencias. Un cine de sentimientos sencillos, pero sin cursilerías. Un cine, para nuestra tristeza, pasado de moda.

Una tradición que también sufrió el desencanto y la desesperanza, como en la magnífica La madre y la puta (La maman et la putain, 1973) de Jean Eustache, quien, según cuenta Serge Daney, sabía de memoria las películas de sus maestros Jean Renoir y Marcel Pagnol. Y entre cerveza y cerveza Eustache repetía aquellas películas, evocando los diálogos con exactitud y describiendo cada plano.

¡Y cómo no recordar A nuestros amores (À nos amours, 1983)!, donde su director, Maurice Pialat, quien también interpreta el personaje del padre, demuestra las esperanzas que tenía puestas en su hijo diciendo: “Él tenía talento. Y poco frecuente. Escribía cosas, diálogos, y la gente existía, vivía. Pensé que mi hijo sería un nuevo Pagnol”.

Pero hoy Pagnol no tiene público, y sin embargo, casi setenta años después de su estreno, ahí está La mujer del panadero, y ahí está su marido, interpretado por Raimu, a quien Orson Welles, que contaba esta película entre sus preferidas, consideraba el mejor actor del mundo.

Finalmente la mujer regresa. El panadero, que es un hombre cabal, la perdona sin pedirle explicaciones. Sólo le pregunta: «¿Y la ternura?, di… ¿Qué haces con la ternura?» (“Et la tendresse?, dis… Qu’est-ce que tu en fais de la tendresse?«) Y sin esperar la respuesta, va a encender el horno. Ellos seguirán juntos, otra vez habrá pan en el pueblo. La película termina pero a nosotros nos ronda esa pregunta en la mente: «¿Y la ternura?» Casi setenta años después no es el panadero quien le pregunta a su mujer. Es Marcel Pagnol. Y se lo pregunta al cine. [fuente https://hacerselacritica.com/que-haces-con-la-ternura-la-mujer-del-panadero-por-fernando-dominguez/ ]

posteado por kalais 16/1/2023 – ch

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